domingo, 28 de noviembre de 2010

Tres poemas esenciales



Atravesaré

los mantos más espesos

de niebla sofocante

o de liviana blancura

enceguecedora.


Me plantaré como un árbol

espantando las aves adversas

del tiempo embravecido,

agitando mis ramas

secas

o frondosas

por la estación.


Caminaré a grandes trancos

con mis raíces expuestas,

libres de dudas terrosas,

para llegar transmutado

en la persona que soy

hasta el sitio

y el momento

de nuestro encuentro.

De Extensa Brevedad



El silencio de los riscos

en la penumbra poniente

es una divinidad de alas desplegadas.

El susurro de dioses

se pasea entre peñascos calvos

con sombreros de nieve

de donde se desprenden semillas

de invisibles plantas.


No hay sitio más lejano

al hombre

que estos páramos

de su corazón vacío.


La brisa fría

es aliento

de quienes hablan

el lenguaje

del viento

del aire congelado

y de lo nunca visto.


Abajo la selva

se nutre

de este pensamiento solitario.

De Instantáneos



Si me pregunto

qué es la vida

siempre me asombro

y mi faz se torna pensativa.


Un dejo de luz

oculta

entre tinieblas

cualquier respuesta sensata


Acaso la vida

no tiene contestaciones

sino sólo preguntas

para que el viajero

se entretenga con ellas

en la larga soledad de su camino

De En el inicio de la vida

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