domingo, 1 de agosto de 2010

La poesía, múltiples palabras en medio del mar



La Lluvia de Hojas de hoy nos trae una serie de palabras que nos tocan hondamente en el sentimiento, la imaginación y el entendimiento. La poesía es el tema predominante en todas ellas.

Una primera reflexión nos ofrece la relación entre la poesía y la vida. Una relación de intercambio donde cada uno de los términos aporta al otro un sumun de comprensión y de vivencias. La poesía es una forma de vida.

Un relato titulado Cementerio marino 2 continúa nuestro recorrido por las aguas de la palabra. El personaje se halla en la tabla, caminando hacia el abismo marino que lo recogerá.

Tres poemas sobre la poesía o los poemas cierran la Lluvia de hoy. El tema parece ineludible, como reflexión cada poema se ve así mismo en el espacio de la poesía como un todo.

Que la Lluvia de hoy refresque al lector.

La poesía, la vida



Ante el espacio en blanco para el poema, el creador guarda un silencio casi reverencial. Algunas veces es sólo la parálisis, el instante sin aliento que precede al acto creador. O el asombro de la frase inicial, el arrojo de cometer una osadía como pretender asir la belleza o el tiempo u otra forma, casi insustancial si no la fijásemos al cuerpo denso de las palabras.

Ese primer acercamiento al hecho creativo del texto poético es una declaración de principios de vida en relación a la poesía.

Ante ella pensamos con harta frecuencia que estamos frente a un misterio. En otras ocasiones, sabemos que es la boca por donde el grito del corazón se desahoga. Es, en todo caso, el espacio que le da forma a lo que estaba disperso. Es el orden dentro de nuestro caos. La poesía es eso, dar equilibrio a nuestro desconcierto interior, trazarle un plano al laberinto de nuestra consciencia. Un mapa de palabras que nos guían hasta salidas temporales.

Si nos acostumbramos a ella, la poesía es un fenómeno que nos asalta frecuentemente. Una pulsión que desea su expresión constante. Poner afuera lo que pertenece a ese mundo de nuestras profundidades o de nuestras relaciones con el mundo. Ese acto, de por sí, traza una intención de vincularnos a un lector o a otro individuo que comparta o con quien compartir esas vivencias.

Nunca parece suficientemente extenso el mundo de relaciones del poeta. No importa cuántos lo lean, siempre el poema, la intención de creación, estará destinado a quien descubra su estructura de pensamiento. En la cotidianidad las palabras parecen objetos utilitarios, aún siendo símbolos de la realidad, en la poesía conservan esa vestidura original o ese despojamiento primordial de ser símbolos en movimiento.

La poesía solo se aprende en su propio territorio. No en los libros que la pueden contener, sino en el hecho creativo, en la vida de donde se nutre, en el deslumbramiento de descubrirla en nuestro mundo circundante, en los hechos de la cotidianidad. Por eso pertenece a todos los seres humanos, sin distingo de ninguna especie, pero solo si estos se acercan hasta ella con los sentidos bien abiertos y el entendimiento sensible.

Quien descubre la poesía jamás podrá abandonarla. Se nutrirá de ella, la hará su lenguaje, se sorprenderá hablando poesía, porque esta habrá tomado su vida. La poesía es la vida que se transmite en palabras, en silencios, en gestos perceptibles para la aguda alma que sabe que ella es su existencia.

Cementerio marino 2



Avanzó por la tabla colocada en la borda, con inusitada seguridad para alguien que está amarrado de manos y pies. Los pasos breves, casi saltos, sin vestigio de acusar imprecisiones ni desequilibrios, a pesar del bamboleo de la nave que, con su profundo crujir de maderas, parecía quejarse de su vida errante bajo la bandera negra de la calavera y los fémures.

Tres pasos más y el precipicio se transformaría en mar profundo, azul, casi negro, en cosa de pocos segundos. El vocerío a sus espaldas se juntaba al sonido amenazador de los aceros que chocaban para supuestamente hacerlo avanzar. Él lo hacía por determinación propia.

Por unos segundos se hizo un mortal silencio. Pareció tomar aire y mucho impulso y dominando la tabla como un trampolín se lanzó al aire.

Impactó en el agua y se hundió en la negrura con la misma fuerza que llevaba su trayectoria. En el barco gritaban con un sádico alboroto, mientras lo veían buscar el fondo oscuro del océano.

Casi en las tinieblas, expulsó los restos de aire que quedaban en sus pulmones y aspiró con fuerza el agua de mar. Ya no respiraba por la nariz y se había deshecho de los nudos que lo ataban, las cuerdas de sus amarres eran sólo una estela, tentáculos sueltos en su descenso exultante. Cercano al limo de ese fondo, nadó con presteza mientras su piel se cubría con escamas como tritón que era.

Tres poemas sobre poesía



Sobre tu cuerpo desnudo

Escribo un poema

Sobre tu cuerpo

Tu piel exuda cada palabra

toda voz que esconde

cada grafía

aparece cargada

de tu aroma

y significado.

Todas las frases

que lo construyen

nacen de tus profundidades

ríos de pulsión y vida,

alojamiento de eternidades.


En tu cuerpo desnudo

mora el verbo

agitador del movimiento

y de los cambios.

También los adjetivos

que valoran

la existencia

y el asombro

infantil

que nos posee.


Pero es de tu alma

decisivamente

de donde procede

el espíritu

del poema,

el que hace de ese manojo

de caracteres

un ramo de profundo

significado.

De Instantáneo



Me empeñé en creer

que la poesía no era fruto

del sufrimiento

de la desolación

del desengaño

o de toda suerte de sentimientos

y emociones

repugnantes


La belleza

no podía provenir

de semejante mezcla

más propia de canciones

que de la idealización

de una actividad

tan humana

como el despecho


La poesía podía emanar

también

del amor

del asombro

de la ilusión

y de cualquier suerte

de fugaces y dulces creencias


Era una posibilidad


A la que también me resistía

por cierto

ante la humillación de imaginarla

como un pastel

llevado por las hormigas

al subsuelo


Hoy

aún no creo

que eso que llamamos poesía

provenga del sufrimiento

ni de la alegría

sino de cómo afrontamos

esos padeceres


Es el grito

y no la herida

ni siquiera la medicina


Clamo

a mí mismo

para despertarme

saber que estoy vivo

y transformar la inutilidad

del padecimiento

en una esperanza


Poesía

simplemente

una forma de sobrevivir

a la existencia misma

De Espacios Temporales


Los poemas lavados

en máquinas automáticas

se reducen a una pulpa de papel

manchada de tinta


Oscuras bolas se forman

si el sentimiento

fue intenso


Claras estampillas

revelan humor leve

y sospecha amorosa


Inquietantes preguntas

dejan al poeta los húmedos papeles

masticados por el artefacto

y blanqueados por los dientes del detergente


Quiere entonces descifrar

el significado

de una masa amorfa


Sufre sin comprender

que la vida salvó

sus frases

su pensamiento y su pasión

de la profanación

de la crítica humana

De El paso de la serpiente