La fotografía pude constituirse en el arte de la fugacidad,
al captar el instante irrepetible en la sucesión del tiempo. Pero corresponde
realmente a la palabra recrear esa fracción del paso de la existencia con
significado. Al intentar esta recreación lo que la palabra efectúa es, por
supuesto, otra creación, probablemente de los estímulos para que el lector
suscite la recuperación de su propia experiencia.
Estos Instantáneos,
de esa manera, vienen a ser fotos con vida propia. No sólo de objetos, paisajes
o personas, sino de situaciones complejas que, de otra manera, quedarían poco
esclarecidas.
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