domingo, 8 de agosto de 2010

Tres poemas de silencios y palabras



Solo el silencio

habla

con poderosa voz

de insondable belleza.

Es

el suspiro de la nada

la respiración de los espacios

vacíos

habitados por ocultas sombras,

posibilidades inmanifestadas.


Ante ese sobrecogedor sonido

que se viste

con las galas más vistosas

de la ausencia,

inaudible

para los oídos necios,

la palabra calla.

Solo instantes,

porque inflamada por la esencia

de su magnética plenitud

lanza sus rupturas

de velo nocturno

crepitando al viento,

sus gritos

de ave migratoria en viaje

programado e incierto,

sus llamadas

de animal en celo

ante la obligante premura

de la fecundación.


Pero un soplo es la palabra

ante el silencio aplastante

del vacío universo.

Ante la contundencia

de tu mirada.

Ante el paso seguro e incierto

de la hormiga.


La palabra

es

aspiración

del silencio.

De Instantáneos


Me seguiré haciendo preguntas

Que no responderá

mi razón

Me seguiré haciendo preguntas

Que mis sentimientos

no develarán

Me seguiré haciendo preguntas

Que sólo

contestará

el silencio

De El paso de la serpiente



Penetro en la lluvia

que es el silencio

Gotas insonoras

caen despacio

y se cuelan en mi sensibilidad

para captar lo grande y lo pequeño

o lo pequeño y lo grande

sin distingo


Puedo escuchar el trote

desordenado de las hormigas

Las motas de polvo

que caen en el agua

Los sorbos de la araña

Cuando bebe a su presa


Pero también

el suave abrir y cerrar

de unos ojos enamorados

Un sonoro beso en la distancia

Dos corazones

que laten con premura

al unísono

en la sinfonía del amor

De En el inicio de la vida

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