La mayor cantidad del espacio en nuestro planeta la
ocupan los océanos.
Por ello no es de extrañar que a los mares que los
conforman se les considere el hábitat de incalculables misterios, algunos tan
insondables como las propias hondonadas marinas.
Para muchos la palabra misterio genera curiosidad,
deseo de saber qué se oculta tras el vocablo. Pero, para la mayoría, misterio
se ha convertido en un inusual sinónimo de miedo.
Más personas de las que podríamos imaginar en todo el
mundo le temen al mar, no sólo de noche sino incluso en horas diurnas, cuando
la claridad genera sombras brillantes bajo o tras las cuales se multiplican los
enigmas.
En los dos relatos que presentamos a continuación, el
mar es el escenario de las historias atemorizantes que nos cuentan Howard
Phillip Lovecraft y Dino Buzzati.
Los horrores a los que ambos aluden emergen de los
fondos marinos y estoy seguro, lector o lectora, de que a partir de ahora
pasarán a habitar la zona abisal de tus sueños. Ese espacio sombrío donde la
frontera entre la vida y la muerte es tan delgada como nuestra sombra.
A. J. S.
Lea ambos relatos
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