Paradero desconocido es una pequeña obra maestra en muchos aspectos. Una limpia
narrativa epistolar va tejiendo una dramática historia enormemente verosímil. La
compleja psicología de los personajes entrelazados en las misivas se va
desarrollando, a la par que se crea una tensión interior que solamente se liberará
en la última página.
Kressmann Taylor, pseudónimo de Kathrine Kressmann (Portland, Oregon,
1903 - Hennepin County, Minnesota, 14 de julio de 1996) fue una escritora
estadounidense, narradora precoz, ya que ganó su primer concurso literario a
los once años. En él participaron autores de hasta diecisiete.
A los veintiuno obtuvo una doble licenciatura en la
Universidad de Oregon, en Literatura inglesa y en Periodismo.
Su pseudónimo fue elaborado con su apellido de soltera
y el de casada, de su esposo el publicista Elliott Taylor.
Paradero desconocido tuvo su origen en un episodio que
la escritora conoció. Esto dijo al respecto: Poco antes de la guerra, unos amigos alemanes –cultos, intelectuales,
de buen corazón–, regresaron a Alemania después de haber vivido en Estados
Unidos. En muy poco tiempo se convirtieron en nazis acérrimos. Se negaban a
escuchar la menor crítica contra Adolf Hitler. Durante una visita a California
se encontraron en la calle con un íntimo y viejo amigo judío. No le dirigieron
la palabra. Le dieron la espalda cuando intentó abrazarlos. Me pregunté cómo
podría ocurrir semejante cosa. ¿Qué les había hecho cambiar de esa manera? ¿Qué
los había llevado a ese grado de crueldad? Esas preguntas me acosaban, no podía
olvidarlas. Me preocupaba sobre todo que en Estados Unidos nadie parecía tener
conciencia de lo que pasaba en Alemania. En 1938 la postura aislacionista en
Estados Unidos era muy fuerte. Los políticos sostenían que los problemas de
Europa no eran asunto nuestro y que en Alemania las cosas iban muy bien.
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