Caídas las negras nubes, las vemos correr por el suelo, en los campos, penetrar la tierra, esconderse del sol y hasta ascender nuevamente a su espacio.
Concluido el ciclo del apocalipsis y el pesimismo existencial, como fórmulas para revitalizar el ánimo del lector, prosigue un ciclo bucólico, pleno de sencillez y optimismo. Es decir, continuamos en lo mismo. Pero de un ángulo diferente.
Así reunimos en esta oportunidad un texto titulado Elogio de la sencillez con otro, especie de engendro entre relato y crónica, nombrado como Filósofo Optimista, publicado hace ya más de quince años en El Diablo de Caracas, extinto periódico humorístico que Dios tenga en su gloria. Y aunque le hemos realizado algunos ajustes, es en esencia el mismo texto, aunque el contexto ahora sea otro.
Si no dices nada ante todo esto, admitiré tu silencio como un otorgamiento de permiso para que continúe con estos desmanes. Pero si quieres comentar y sugerir, este es tu espacio. Disfrútalo con moderación, no leas mientras manejes.
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