domingo, 6 de febrero de 2011

En negro vuelo hacia ella



Hace retroceder la silla para levantarse de la mesa y pronunciar en su sitio el discurso. Con el tintineo de copas, platos y cubiertos disimula el del arreglo rápido del traje y las sonoras medallas donde se concentrarán las miradas de los presentes.

Damas y caballeros, he dicho, termina manifestando tras el recorrido de glorias patrias apropiadas para la ocasión de su homenaje. Con cada vez más moderados aplausos aprueban las palabras las miradas que se entrecruzan y suenan de nuevo los instrumentos para música de fondo.

Desea volver a sentarse y continuar la comida pero permanece levantado unos segundos, mirando hacia los lados si alguien nota su elevación a quince centímetros del suelo. Mas solo una mujer le observa.

Continúa ahora en sus apreciaciones gastronómicas, vencido el pequeño lapsus de indecisión debido a su vuelo intelectualizante. Sorbe con finura y servilleta en mano, aunque sin copa, todo el líquido de granate tibio que brota del cuello de la dama que lo miró.

De: Un largo olor a muerto (1980)

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