La Lluvia de Hojas nos trae nuevamente retratos del pasado. De un pasado que evoca otro. Porque rescata unos viejos textos que generalmente tratan de temas también viejos y que repentinamente se actualizan y entran en funcionamiento como autómatas a los que se les da cuerda nuevamente o se recargan de energía.
Escribir tiene esa particularidad. Siempre se hace en un presente y se lee cuando ya es pasado. No obstante puede seguir evocando el presente, el pasado o el futuro.
En la reflexión que inicia los textos, Del sufrimiento y el goce en la escritura; se expone el viejo dilema de las penas como motor en el oficio de escritor. Ello puede llevarnos a la esencia misma del escribir. No obstante cada quien sabe y siente por qué lo hace.
El relato que le sigue, En negro vuelo hacia ella, aborda en su brevedad un episodio también efímero y lleno de referencias de lenguaje. Pretende crear una atmósfera en la que se desenvuelve la acción. Es un texto tomado del viejo libro Un largo olor a muerto.
Finalmente unos poemas agrupados en el título Otros poemas del álbum, van a finalizar la Lluvia, con citas a múltiples retratos e instantáneas que describen episodios de vida y sentimientos absolutamente fugitivos, de no retenerlos la palabra que alude a su inexistente cuerpo de papel.
Que el lector saque provecho de esta Lluvia.
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