Sólo los mitos nos enseñan los secretos de la vida. Pero muchas veces no somos realmente capaces de hacer consciencia de ellos, creemos en nuestra práctica ignorancia que nos dicta, cuanto más, que son hermosas historias lejanas y cuando menos, los convertimos en sinónimo de irrealidades o mentiras. Pero ¿Cómo explicar sino en metáforas y parábolas e imágenes llenas de ocultamientos lo que la palabra no puede explicar? Únicamente hablando el lenguaje de los sueños, de las sombras, de los monstruos y fantasmas que se ocultan en nuestra profunda caverna interior, podemos tener algunas certezas útiles en la existencia.
Vivimos en un mundo de símbolos. Al menos, interpretamos la realidad convirtiéndola en símbolos que tengan algún significado. La realidad permanece siempre allí para ser descifrada, para traducirla a palabras e imágenes a los que nos acercamos con interés y sin miedo porque son las que aprendimos para designar cosas, hechos y relaciones entre ellos. La realidad no puede expresarse de otro modo.
El mito es una explicación, generalmente con arquetipos, de esa realidad inexpresable a través de otros medios. Uno puede agotar cientos de tomos tratando de explicar las sombras en una caverna que Platón expresó en algunas precisas palabras llenas de un misterio parecido al que rodea nuestra cotidianidad. Agota páginas y páginas de explicación y sólo el texto platónico o algún otro que se acerca a la misma primordialidad, tiene el poder de hacernos comprender en un momento, en un instante de lucidez, una realidad detrás de esas imágenes y penumbras.
Los mitos son legados de todos los pueblos. No solo los griegos se acercaron a ellos para hacer una cosmogonía. Tantos otros pueblos, algunos muy cercanos y lejanos a la vez, como nuestros pueblos aborígenes, presentaron de esta manera la realidad. Una forma que hoy nos parece extraña frente al parloteo de quienes utilizan una lógica aparentemente pragmática para toda explicación. O la simple invención de cuentos para suplir acercarse a las realidades más profundas de la naturaleza, del ser humano y del mundo que ha construido.
Pero volvamos a los mitos y dejémonos ya de tanta explicación.
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