domingo, 29 de agosto de 2010

Tres poemas solitarios


La sutil línea

que separa

una estupidez de otra

esta hecha de piedras sueltas.

Con ellas tropezamos

Nos entran en los zapatos

Nos molestan en la vía

Retrasan nuestro paso.


Estaba allí esa línea

de piedras pulidas algunas

y otras brutas

para indicarnos

que cada acto insensato

tiene su evento vecino

más mentecato que él.


Pero solo tropezamos

sin ver que las piedras

nos hablan a gritos

para advertirnos

que ahora nuestro paso

estará turbado

por esa pequeña conciencia

del escrúpulo.

De Instantáneos



La emoción

es un animal acechante

en los recodos de la mente,

en los intersticios del alma,

en las vueltas de nuestro cuerpo,

especialmente del corazón,

se agazapa.


Ofrece maravillas

en su circo ambulante

Atrae a una carpa oscura

a más de un incauto

le señala trucos

que no comprende

y lo deja ir triste

solitario

y vacío.


La emoción

transforma a su víctima

en un animal errante

que carga con sus vicios

hasta el fin del mundo,

sin aligerar esa carga

que lo retrasa

porque la cree

valioso equipaje

De En el Inicio de la vida



Ya no seré nadie

Solo otro ser que pasa

Huella borrada por el aliento de quien me sigue

No hay otro tiempo

Para rehacer la ausencia

Sólo el ahora eterno

No hay modo de ser otro

Sino este

Imperfecto humano

Es decir

un perfecto humano

cualquiera


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