La Lluvia de hoy nos empapa de disímiles reflexiones y palabras. Todos los días son buenos para celebrar la felicidad, por ejemplo y eso es lo que hace la primera reflexión. Plantea sin pretensiones más que las de un llano hablar con el lector que la felicidad es compartir y que ese acto nos lleva a la realización personal. No es poca cosa.
Un relato que ronda la fantasía de lo onírico despertará al lector. Gárgola I, pues es una entre una serie de estas criaturas, abonará el terreno parar la imaginación, con cenizas y humos extraños.
Tres poemas que en común tienen la palabra como sujeto del decir y el tiempo como espacio para ese decir concluyen, como siempre esta Lluvia de Hojas.
Espero que el lector se refresque con esta intención y todas estas palabras.
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