La palabra
se esconde
en las circunvoluciones
del cerebro
para no salir
cuando la llaman
a dar declaraciones.
exhibicionismos
ni las acusaciones
y los apuros.
Mas bien llega
tranquila al oído
atento.
susurra una canción
que estremece el alma.
Se sobrepone al sonido
de las olas,
cabalgando sobre ellas,
nunca abrumándolas
porque conoce sus límites
hechos de aire
y fatiga.
para negarse
a los impostores
que creen utilizarla
y tan solo disfrazan
de ruido
sus alharacas.
La palabra
aparece en la boca
del sabio
y se oculta inmediatamente
para que no la tomen
presa
de idioteces.
La palabra es el sabio mismo.
De Instantáneos
el viento,
hechas saetas,
aguijones
ardientes heridas
cicatrices
recuerdos
que no recoge el tiempo
Miro aquellas palabras
que alguna vez pronuncié
a tu oído
y sólo encuentro el vacío de sus formas
Quedaron afónicas
por el frío que han pasado
por el instante que sopla
el olvido
en sus rostros pétreos
De Conjuros del Desencanto
en los que las horas
pacen en los campos
de la vida
Y las nubes marcan los segundos
creciendo sin esfuerzo
En esos días la eternidad nos toca levemente
con un silbido de flecha.
donde las horas corren furiosas,
levantando polvo,
intentando llegar al final
de un camino interminable
Los rayos marcan los segundos
ante la vista oscura
de asombradas nubes
En esos días el tiempo nos toca el hombro
con huesudas manos de muerto
De Vacio Optimismo
1 comentario:
Hermosos poemas..."Mas bien llega
tranquila al oído
atento."....esto es tan cierto, las palabras vuelan al viento y se dirigen directamente a los oídos que las esperan,,,
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