donde la neblina reposa
antes de bajar a los valles
para deshacerse en murmullos y rocío.
De esos escarpados riscos
ataviados
con verdes mantas
para cobijar del frío al aire puro.
Quiero ser de esos límites
sin fronteras
de la tierra con el cielo.
Y mostrar mi ciudadanía
de sencillas ideas abstractas
y tenues sentimientos
en un pasaporte de palabras lanzadas
en cometas
que viajan con el viento.
Quiero ser de donde soy
Del lugar donde nace el verbo
encendido
por la paz
de ese sitio.
Del lugar de los sueños
y de las creaciones
formadas con aire y niebla
que persisten después que uno se ha marchado
Las gotas se sumergen
en el mar
y crecen
Nadie ahora las separa
de la unidad absoluta.
Los humanos en torrente
se precipitan
al océano de las angustias
y se dispersan en granos de arena o cenizas.
Otra cosa sería
si fuesen inquilinos de la Luna.
Allí residirían en el mar de la tranquilidad
con la misma despreocupación del polvo
del que están hechos.
Sin el aire de la palabra
ni el agua que les da forma
vivirían en la Luna
sin darse cuenta que son humanos.
Casi igual que en la tierra
pero sin la preocupación
de la muerte
porque la vivirían eternamente
De cerca me persigue
alguien ataviado de oscuridad,
alhajado de sentimientos tenebrosos
ocultando burdamente
sus hostiles intenciones
A veces se aleja
para medirme.
Se estira para que sepa
lo flexible que es.
Para decirme con ese gesto paradójico
que no me dejará
hasta apropiarse
de mis pensamientos
palabras
y obras
Casi siempre se acerca tanto como puede
para susurrarme al oído recuerdos
que me tornan melancólico
En ese instante reconozco su turbia identidad.
Aunque se disfrace de sombra
sé que es el que acecha en mi umbral.
Mi imagen reflejada en un espejo negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario