jueves, 2 de marzo de 2017

HORAS PROPICIAS


La poesía de Robert Lee Frost (1874-1963) se caracteriza por lo que podríamos llamar su grafismo. Cada poema es una descripción de la naturaleza a través de alguna acción, algún detalle, alguna consecuencia de su ser y de su devenir.
Lo natural, el campo de Nueva Inglaterra, donde vivió y creó gran parte de su obra, es un elemento que trasciende lo puramente ornamental o circunstancial para constituir un ente vivo que puede enseñar al ser humano el sentido profundo de la existencia, de sus ciclos, de su fuerza, del destino, en ocasiones cruel, pero que no deja por fuera la posibilidad, la esperanza como un tono vital.
La sencillez de sus planteamientos, su estilo directo, sus expresiones llanas, no obstante, encierran profundos significados. El sustrato filosófico de su poesía entraña una correspondencia entre lo natural y humano, donde se vislumbran la dependencia del medio ambiente, la eternidad de los ciclos y las enseñanzas que los pequeños eventos encierran y que permiten explicar silenciosamente los acontecimientos humanos.
Continúe leyendo la introducción y la antología, descargando el libro en el siguiente enlace:

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