domingo, 19 de septiembre de 2010

Tres poemas de tiempo

15

Pasa el tiempo

con su trote de ejército

cansado.

Abre más la herida

sangrante

que no cura.

Me aplasta con su densa

elucubración

llena de oscuridades

y sarcásticas

risas lejanas.


Pero también se escucha

un ave nocturna,

extraña señal de la sombra misma,

y la voz de un niño que ríe

en un lejano patio,

mientras otro llora

en su habitación.

Ambos crecerán

porque el tiempo se va

y no termina de irse

hasta completar su obra.

Está ensañado en beber

toda la sangre que fluye en mí sin acabarse,

en brindar con ella

por su eterno paso,

por su engaño,

por la resequedad de momia

que me transfigura.


Pero yo me empeño en seguir

con mis palabras

buscándote

en retraídas tinieblas,

con una linterna,

llama encendida

en la herida abierta,

Corazón de Jesús

labrado en mi carne.


No pasa el tiempo

Queda

Yo soy quien pasa

Pero también quedaré

Seré el tiempo

Seré palabra en tu oído,

lumbre que vuela

hasta ti

guiada por el suave hilo

del humo

en la anhelante pavesa

de tu sentimiento.

De Instantáneos



Soy un ser de cristal

De cuarzo

específicamente

Con el que se mide el tiempo

en grandes batallas

y banalidades

Duro y frágil

en el mismo instante

Pasajero

eterno

de esta vida

De Espacios temporales



Me he convertido en un lector

de nubes

En ellas miro

no los desvaríos del clima

sino de los seres humanos

que pasan por la tierra

sin mirar el cielo.


En ellas descifro los signos

de los tiempos

no de los meteoros

sino de la historia

y miro épocas mejores

o ciclos idos por fortuna.


En ellas me sumerjo

encontrando imágenes extraviadas

en el camino de la humanidad,

grabados que nos pertenecen

desde épocas antiguas y primordiales

y subyacen en las profundidades

de cada ser


En las nubes encuentro

las piedras que faltan

en los monumentos pretéritos

sostenidas en la levedad de la atmósfera

por la memoria colectiva


También en las nubes hojeo

los textos que subieron hace tiempo

convertidos en humo de bibliotecas quemadas,

palabras en idiomas desconocidos,

grafías antiguas

que penetran en la esencia de la palabra.


En las nubes miro todo

Cuanto acontece en la tierra.

De En el inicio de la vida


1 comentario:

Elizabeth dijo...

Fascinantes poemas J G.
El tiempo no se va, él nos acompaña en nuestro paso por la tierra, pero continúa su camino de ida y vuenlta en su eterno retorno al principio y fin del universo.