La Lluvia de Hojas de hoy viene con una carga de optimismo que empapa toda la extensión virtual de esta página. Pero ese optimismo viene dosificado y con diversos sabores, incluyendo el amargo.
En un primer texto reflexivo se propone la posibilidad del optimismo, no solo como una actitud que podría hasta catalogarse como escapista, sino como una necesidad real de pensamiento, intención y acción.
La Lluvia continúa con una narración, nuevamente el niño de la casa se pasea en las cercanías de un personaje real que salvó de la polilla y el destierro grandes archivos coloniales. Dos visiones del mundo se enfrentan en el texto. Pero ambas confluyen en el mismo territorio.
Tres poemas, como es costumbre, cierran la Lluvia de hoy. Tres reflexiones, tres historias, tres percepciones sobre la realidad o la irrealidad.
Que el lector se refresque como siempre.
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