Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo (Buenos Aires, Argentina, 24
de agosto de 1899 – Ginebra, Suiza, 14 de junio de 1986). Escritor argentino,
considerado habitualmente como uno de los más grandes autores del siglo XX. En Caravasar Libros pensamos que, como Mozart en la
música, fue único.
Publicó cuentos, poemas y
ensayos, todos de enorme calidad, especialmente sus textos narrativos. Entre
estos, es impostergable leer: Historia
universal de la infamia (1935), Ficciones (1944), El Aleph (1949), El hacedor (1960, que también contiene
poemas), El informe de Brodie (1970) y El libro de arena (1975).
Entre sus libros de poesía,
es necesario acceder a El otro,
el mismo (1964), Elogio de la sombra (1969, que también
contiene textos en prosa), El oro de
los tigres (1972, igual con poesía y prosa), La rosa profunda (1975), La cifra (1981) y Los conjurados (1985).
En ensayo, son muy
recomendables Inquisiciones (1925), Evaristo Carriego (1930), Discusión (1932), Historia de la eternidad (1936) y Otras inquisiciones (1952). En Caravasar Libros hemos editado su extraordinario
cuento Emma Zunz.
Si se topa con alguno de
los libros que reúne su obra narrativa, poética o ensayística, no vacile en
adquirirla y, sobre todo, leerla.
Margarita Guerrero. Sobre esta amiga y colaboradora
de Borges en más de un libro no hemos hallado ninguna información vital, excepto
la nota que transcribimos a continuación, en el blog Las mil notas y una nota, de Omar González. El artículo
–del cual solo presentamos un extracto es de Omar González y se titula “El bestiario y la flor evanescente”. Apareció el 14 de julio
de 2014.
“Si a Jorge Luis Borges
ciertos amigos y seres queridos desde la infancia le decían Georgie, él
cariñosamente llamaba Margot a Margarita Guerrero, a quien dedicó su libro de
ensayos Otras inquisiciones (1937-1952) (Sur, Buenos
Aires, 1952), y con la cual publicó el libro de ensayos sobre José Hernández (1834-1886) y su insigne poema
gauchesco: El “Martín Fierro” (Columba, Buenos Aires, 1953), y el célebre Manual de zoología fantástica (FCE, México, 1957),
impreso diez años después con otro título, un nuevo prólogo y 34 nuevos textos
que se sumaron a los 82: El libro
de los seres imaginarios (Kier, Buenos Aires, 1967)…”.
“Por lo regular, los
biógrafos de Borges poco o nada dicen de Margarita Guerrero. Para Emir
Rodríguez Monegal, en Borges. Una
biografía literaria (FCE, México, 1987), solo es el
nombre de una borrosa fémina impreso en tres de sus libros. Para Ricardo-Marcos
Barnatán, en Borges. Biografía total (Temas de Hoy, Madrid,
1995), solo es su colaboradora en El “Martín Fierro” y en el Manual de zoología fantástica, pues no menciona El libro
de los seres imaginarios. Para María Esther Vázquez, en Borges. Esplendor y derrota (Tusquets, Barcelona,
1996), es un ser inexistente. Volodia Teitelboim, en Los dos Borges (Hermes, México, 1996), tan solo
cita su colaboración en su nota sobre el Manual de zoología fantástica. Para Alicia Jurado, en Genio y figura de Jorge Luis Borges (EUDEBA, Buenos Aires,
1997), cuya primera edición data de 1964, si bien la nombra como colaboradora
en los dos primeros, no existe cuando enumera El libro de los seres imaginarios. Para James Woodall, en La vida de Jorge Luis Borges. El hombre en el espejo del libro (Gedisa, Barcelona, 1998),
era una “célebre beldad” de la que se rumoraba que pudo haber tenido una
relación amorosa con el escritor y con la que aspiró a casarse; y según él,
pero en esto yerra estrepitosamente, el Manual de zoología fantástica es el primer libro que
dictó en su oficina de la Biblioteca Nacional, cuya dirección asumió en octubre
de 1955, año en que la prescripción médica le prohibió leer y escribir. Para
deshacer su argumento, a priori, solo basta recordar que la creación del
bestiario es anterior a tal puesto (pese a que se publicó en 1957) y un notorio
indicio es la fecha con que el dúo dinámico rubricó el prólogo: “Martínez, 29
de enero de 1954”. Mientras que Alejandro Vaccaro, en su cronología ilustrada Una biografía en imágenes. Borges (Ediciones B, Buenos
Aires, 2005), no reseña ninguno de los tres libros, pero menciona su
colaboración con el escritor y ofrece pequeñas reproducciones en blanco y negro
de las tres portadas de los libros donde ella participó, más un fragmento del
prefacio del Manual de zoología fantástica. Edwin Williamson, por su
parte, en Borges, una vida (Seix Barral, Buenos Aires, 2006), sí bosqueja algo
del vínculo afectivo entre Margarita Guerrero y el escritor; dice, entre varias
lecturas en las que devela la intrínseca presencia de la fémina en ciertos
textos y posturas anímicas e ideológicas de Borges, que “estaba perdidamente
enamorado de Margot”; y que además de bailarina y amiga de Estela Canto, de
Cecilia Ingenieros y de Betina Edelberg, era aficionada al ocultismo; y Borges,
intrigado por esto, “se acostumbró a acompañarla a la librería Kier de la
avenida Santa Fe, especializada en esas materias”.
Descargue la obra en el enlace:
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