Con toda seguridad te has encontrado en tu vida con señales que te anunciaban que debías seguir determinado rumbo. Algunas veces has hecho caso a las señales. En otras oportunidades las has desdeñado. Y las consecuencias de una y otra conducta te han hecho reflexionar. Si hubiese hecho caso, habrás exclamado alguna vez, cuando ya no es posible tomar en cuenta la señal de advertencia que encontraste. O tal vez agradeces el haberte dado cuenta, en un instante, lo que debías hacer en un momento dado. Ese segundo marcó una diferencia entre el éxito y el fracaso.
Un solo instante establece la diferencia entre una decisión acertada y un error. Un instante donde actúas de una forma determinada o dejas de actuar. Un instante donde sintetizas toda tu experiencia anterior en función de una posibilidad de éxito.
Cada vez que te encuentras en una dificultad y quieres saber cómo actuar, aparecen las señales indicadoras del camino. Debes entonces escoger el sentido adecuado. Y actuar en consonancia, sin temor a la equivocación, con la confianza suficiente para saber que, en este momento, la opción que escoges es la mejor. En ese instante estás ante la presencia de las señales que te guían a través del camino de tu propia vida. Un camino por hacer.
A veces las señales son apenas perceptibles. Una corazonada, ese sentimiento extraño que muchas veces desechas, un indicio que aparenta ser una casualidad, una palabra oportuna de alguien o un recuerdo tuyo. De alguna manera la señal se presenta para guiarte hacia un acierto.
De igual manera, al hacer caso omiso a una advertencia de tu propio ser interior o al desdeñar por terquedad o desestimar una señal exterior de que no debías avanzar por cierto camino, te das cuenta de la singular importancia de esas señales que se atraviesan. Y te das cuenta de ello por las inevitables consecuencias que ese descuido te trae.
Parece que las señales tuvieran una intención siempre positiva. Y cuando te das cuenta de ello estás dispuesto a respetarlas en una siguiente oportunidad. Si la hay.
Las señales en la vía de nuestra existencia no se dan por casualidad sino por
causalidad. Obedecen a la intención de tu ser interior de llevarte hacia el progreso en la vida. Si te mantienes atento lograrás percibirlas y tomarlas en cuenta. Así ellas se tornarán más luminosas más audibles, más tangibles. Si por el contrario te tornas ciego, sordo o insensible a las señales, ellas parecen desaparecer. Pero, para tu alivio, ellas continúan latentes, esperando que de nuevo las descubras en toda su importancia, en toda su realidad.
1 comentario:
Las señales que se nos presentan en el camino de la vida son esenciales para lograr la verdadera felicidad. Es importante estar atentos a ellas...porque seguramente no volverán a presentarse....el corazón nos dirá si seguirlas o no... y el corazón raras veces se equivoca.
Linda reflexión...como siempre J G.
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