domingo, 21 de marzo de 2010

Felicidad, éxito, tiempo, dudas y certezas.



La Lluvia de hoy trae reflexiones a través de palabras organizadas de distinta forma. No es un acertijo. A veces todo lo que uno escribe ronda las mismas preocupaciones existenciales o el intento de reorganizar la vida, encontrando resolución a los problemas más inmediatos. Y ello se puede hacer directamente, planteando la reflexión o bien por otros medios más sutiles que reconoce nuestra interioridad, nuestro ser, nuestro inconsciente o como queramos llamar a ese constructo que no es el que utilizamos a medias en la vigilia, sino el que nos conduce por senderos extraños en la vida.

Así, en un relato que se pregunta por la edad y el tiempo o en unos poemas o intentos de poemas se pueden también encontrar las preguntas que nos muerden el alma o su sustituto, sea cual sea.

Por ello esta Lluvia precipita ese relato en el que el sempiterno niño de la casa se pregunta por los años de vida o el sentido de una vida, sea corta o larga, interrogación que en el fondo es la misma que sobre la felicidad. Aunque se escriba de manera distinta.

También en los textos poéticos se abordan similares inquietudes. Generalmente rodeadas de una oscuridad que pareciera precipitar una tormenta, terminan dejando una apertura a la esperanza. Pero para qué explicar lo que el lector puede comprender directamente empapándose de los textos.

Que la Lluvia de hoy le refresque en todos los sentidos. Incluso en aquellos que aún desconocemos.


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