En el inicio de la vida
el mar de llanto
En cada comienzo
lágrimas abren camino
y ruedan
hasta perderse
en una nube
Queda el mineral seco
monumento que señala
un hito mínimo
pero punzante indicador
Para E.
El amor
parece escurrirse entre los dedos
Escapa de cualquier intento
de asirlo
obligatoriamente
De retenerlo
en contra de su propia voluntad.
Hay que sumergirse en su mar
Aprender a respirarlo
Impregnarse de su leve brisa
De su fluir constante
Hay que saber captarlo
cuando no se ausenta
Para perderse en su presencia
que todo lo llena.
Bajar hasta las profundidades
del infierno
es fácil.
Sólo dejarse caer
por sus empinadas escaleras
circulares
dando curvas precisas
en cada vuelta de campana,
pregonera de un fondo
que nunca llega.
El regreso
Ese sí es arduo.
Salir del foso
con las piernas rotas,
sin alas,
es cosa seria
que hace pensar
en lo inconveniente de esa caída,
en la imposibilidad de la tarea,
en el ascenso
como única forma
de redención
casi negada
hasta por la esperanza.
1 comentario:
Muy lindos los tres poemas...
El amor siempre está en constante pugna entre la soledad y la tristeza, pero si es verdadero, siempre, sin excepción ,las dejará atrás.
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