domingo, 31 de enero de 2010

FUENTES DE LA JUVENTUD




FUENTE I

En el sueño recordé aquella olvidada fuente de soda donde pasaba gratos momentos de mi juventud. Me sentí como entonces, pleno de vida. El futuro era una posibilidad real y no una negra trampa.

Desde entonces he tratado de encontrar ese lugar, pero se oculta persistentemente en mi selva onírica.


FUENTE II

El estallido del pozo hizo brotar el petróleo como una negra fuente de malos augurios. Por varios días todos los exploradores se alegraron del hallazgo. Algunos se bañaron del negro bitumen tratando de encontrar en sus efluvios fétidos y en la oleaginosa oscuridad de esa crema, la reparación de los excesos cometidos en su juventud.

Años más tarde sólo algunos pudieron constatar que esa fuente de donde brotaba la juventud del planeta hecha cadáver, se convertiría también en su precoz vejez.


FUENTE III

Al llegar a la fuente de la eterna juventud, el descubridor encandilado por las promesas de su febril mente se bañó en aquellas aguas por excesivo rato.

Al emerger hecho un niño, se asombró. Quiso entonces, de regreso a la civilización vender embotellado el acceso a su secreto. Nadie creyó en aquellas puerilidades.


FUENTE IV

Encontró la fuente de la eterna juventud en el patio trasero de su casa. Desde entonces ocultó su descubrimiento mientras el tiempo transcurría y él continuaba con la lozanía de sus tiempos mozos. Para preservar su secreto no se casó ni tuvo descendencia. Ni siquiera hizo dinero con el hallazgo. Sólo repitió semanalmente el baño milagroso para su exclusivo solaz.

Cien años después de su descubrimiento le confiscaron la casa tras un breve juicio, puesto que nunca pudo probar que alguien tan joven fuese el propietario que las escrituras de la casa delataban, si viviese, como un hombre de ciento veinticinco años.

El nuevo adjudicatario de la vivienda cegó el pozo, tan solo al verlo como un real peligro para su integridad y la de su familia.


FUENTE V

Caminó por las sendas que el antiguo mapa iba trazando sobre la tierra desconocida. Después de mucho tiempo, cansado y viejo llegó hasta las puertas pétreas que daban acceso a la fuente de la eterna juventud. Instruido por el tiempo y el camino en el mecanismo de apertura no tardó sino unos instantes en entrar al sagrado recinto de todos sus anhelos.

Sobre sus espaldas las infranqueables puertas se cerraron a cualquier otro mortal.

Allí en aquel recinto amplio e iluminado por unos inexplicables rayos de luz cenital que alumbraban de día y de noche, estaba la fuente de cristalinas aguas rejuvenecedoras. Sin perder un instante se despojó de sus harapientas ropas y se sumergió en el líquido hasta que todos sus pesares y dolores hubieron desaparecido.

Emergió como un joven de unos veinte años, fornido, alegre, esbelto, lleno de la belleza que siempre quiso poseer.

Desechó sus ropas aunque no tuviese más atuendos a la mano, ahora nada importaba y todo era posible. Sabía que su juventud se prolongaría para siempre.

Durante tres días observó detenidamente el recinto de donde manaba tan fantástica fuente. Y se dio cuenta que no le era necesario comer, beber ni procurar satisfacer ninguna otra necesidad corporal. Entonces decidió volverse a su tierra para prosperar por siglos hasta ser el más poderoso señor de la tierra.

Fue cuando reparó que no existía salida de aquel lugar.


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