domingo, 23 de enero de 2011

Tres poemas de regreso


Bajar hasta las profundidades

del infierno

es fácil.


Sólo dejarse caer

por sus empinadas escaleras

circulares

dando curvas precisas

en cada vuelta de campana,

pregonera de un fondo

que nunca llega.


El regreso

Ese sí es arduo.

Salir del foso

con las piernas rotas,

sin alas,

es cosa seria

que hace pensar

en lo inconveniente de esa caída,

en la imposibilidad de la tarea,

en el ascenso

como única forma

de redención

casi negada

hasta por la esperanza.

De En el inicio de la vida (2010)


La soledad

es un cuarto vacío,

sin ventanas,

con la puerta olvidada

en una pared

ya inexistente.


La soledad

es una mano

que escapa

en la noche

dejando únicamente

el calor

de un recuerdo

que pronto

se extinguirá.


La soledad es esperar

que vengas

eternamente,

sabiendo

que los días del regreso

ya pasaron.


La soledad

es una esperanza

escondida

donde nadie

la pueda hallar.

De Instantáneos


No son planas

las fotos que me acercan

a tu mundo.

Están dimensionadas

de asombros

y sensaciones de cercanía

con tu piel,

con tu alma.


Es la fricción

de nuestros cuerpos

a la distancia.


Una mezcla exacta

del coctel de alegre

melancolía

con que brindamos.


Te tengo,

distante.


Me tienes.


Te atrapo

en retratos que vuelan

hasta nuestro tiempo y lugar,

casi imposibles,

pero sólo lejanos.

De Extensa Brevedad

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