domingo, 2 de mayo de 2010

La felicidad posible



Sé que la felicidad es posible. La he sentido cerca. He compartido con ella momentos estelares de mi vida. La felicidad me acompaña en el camino de mis progresos. Pero también está a mi lado en instantes cuando menos creo encontrarla.

En los momentos difíciles la felicidad parece esconderse. Veo hacia mi lado y no aparece, miro a lo lejos y no está. La busco entre las personas y sólo en algunas me parece reconocerla.

Pero aún estando solo puedo reencontrarla. Ella no aparece en el bullicio, no nace en la euforia, a veces solo un aspecto de ella se manifiesta en el ruido externo.

La felicidad nace dentro de mí. La felicidad me acompaña en todas las circunstancias de la vida, porque es la forma como miro la vida, como siento la vida, como escucho sus latidos, como mejor me suena la vida.

Hoy decido mirar dentro de mí y encontrar la felicidad. Descubrir que es una buena actitud hacia todo lo que sucede.

Hoy quiero encontrar la felicidad como parte de mi equipaje en el viaje por la vida. Hoy quiero encontrar la felicidad hecha acción. Hoy decido ver con los ojos de la felicidad los hechos, los sentimientos y las personas.

Hoy compruebo que la felicidad es posible.

Esa posibilidad real la compruebo con una de las experiencias más asombrosas en mi vida. Ese conocimiento vivo es el de sentirme bien, conmigo, con los demás, con la naturaleza, con el mundo, con la vida. En ese momento determino que estoy en estado de felicidad. Todo aparece lleno de sentido. Mi existencia está plena del sentido que le infunde el sentirme feliz. Es un círculo, sí, pero un círculo virtuoso.

La felicidad es esa plenitud. Ese sentirme lleno, valioso, que estoy bien encaminado. Así quiero sentirme a cada instante. Así quiero sentir mi vida entera.

En ocasiones, las circunstancias externas me golpean. Si mis pensamientos se transforman en sentimientos de tristeza, de melancolía, de negatividad, mi energía decrece y me siento vacío. Pero en ese instante decido regresar a las vivencias que llenan mi vida. A los momentos felices. Y me doy cuenta que proceden de mi ser interior. Es allí donde reposa la verdadera felicidad para darme el ánimo que necesito.

Nuevamente, en ese instante, comienzo a sentirme lleno de fuerzas, lleno de posibilidades, de las posibilidades que me da la vida. Y la plenitud regresa a mi ser al reencontrar mi actitud de felicidad ante la existencia.

Puedo elegir sentirme lleno o dejar que el vacío me domine. Elijo sentirme lleno de posibilidades. Escojo la felicidad como modo de vivir, aún en las dificultades. Pienso, siento y ejecuto la felicidad en cada momento de mi vida.


1 comentario:

Elizabeth dijo...

La felicidad es una posibilidad que puede alcanzar cada ser humano que se lo proponga en la vida ...son pocos los que acceden a ella...parece que tú lo has logrado J G.
Gracias por transmitir tanto optimísmo...:-)