Cae una lluvia y renace el blog. Como tantas veces. Como otras que vendrán. Una lluvia de hojas y se refresca el fuego. Porque las hojas avivan el fuego. De la inteligencia o de la insensatez.
Pero aquí se trata de avivar el fresco fuego de las ideas nuevas. Por eso fluyen algunas gotas de chispas. Para su discusión con la nada. O contigo, cosa que sería más productiva. Pero tú tienes la última palabra. Y la primera.
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