martes, 10 de enero de 2017

RÁFAGAS DE ESPEJOS


Jiménez nació en un puerto. Algo lo condenó a mudar el cuerpo y el alma a todos los sitios posibles donde el mar se pudiera expresar. Aprendió su lenguaje contemplando las partidas y los naufragios, sintiendo cómo la esencia de las cosas se diluía en el salitre que la daba otra expresión al tiempo y otra hondura a las distancias. Así surgió esta poesía de palabras de agua, con todas sus leyes y todas sus propiedades, confinada a un mundo en donde las emociones adquieren una singular dimensión y una forma de expresión tan sosegada que a veces alcanza la resignación.
Continúe leyendo el prólogo de Navil Naime a la antología poética de Arnaldo Jiménez, y el libro completo, siguiendo el siguiente enlace:

Ráfagas de espejos

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