domingo, 13 de febrero de 2011

Tres Fragmentos sin propósito trascendente



La literatura de ciencia ficción solo es comparable a la literatura griega antigua. En ella, cuando se realiza con entera responsabilidad y compromiso, existe solamente un eterno presente. El que se cuente el futuro como pasado da esa sensación de atemporalidad. De estar asistiendo a un acto que se efectúa en las profundidades del ser humano, aunque se crea que es súnicamente una construcción ficticia.


La poesía regresa a cada momento porque nunca se ha ido. Retorna como un hálito de vida para nuestra mente y nuestro espíritu. Como la vida misma es inasible pero verificable y sobre todo una experiencia permanente junto a la existencia misma. El que nos llegue la poesía, bien por la vía de la lectura y penetre en nuestro ser, o nos inunde en el indetenible deseo de escribir, estallando junto a nosotros en una lluvia de endorfinas, es y será siempre el camino por el que el deambular humano vale el esfuerzo.


Hablar sobre la escritura es una eterna forma de enfrentarse a la actividad humana de búsqueda de trascendencia. La escritura tiene el poder de la trascendencia, aparte de toda consideración de duración de la misma. A veces ese tiempo se agota antes que la vida de quien pretende escribir. Un vacío de frustración carcome los huesos viejos del escritor que no llegó a serlo, cualquiera sea su edad.

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